Como cada domingo Semana

No al discurso de odio

No al discurso de odio

José Rafael Sosa

Antonio Guterres, secretario general de ONU, sostiene: “El odio es peligroso para todos, por lo que combatirlo también debe ser una tarea de todos».

Naciones Unidas define el discurso de odio como aquel contenido ofensivo dirigido a (o en contra) de grupo o individuo, basado en la raza, la religión o el género, la orientación sexual, alguna condición clínica (crónica o aguda) y cuya difusión puede poner en peligro la paz social.

Naciones Unidas ha solicitado que se enfoque el tema (que es problema, conflicto o variable social perturbadora), mediante la Estrategia y Plan de Acción de la ONU para la lucha contra este tipo de expresiones, comportamientos o manifestaciones por «cualquier tipo de comunicación (visual, oral o escrita), que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, como tales (religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad)».

No al discurso de odio

También te podría interesar: Pericles Mejía, ausencia y valor

Hemos convivido, sobre todo desde las redes sociales y buena parte de medios web no profesionales, condicionados por el sensacionalismo, el ánimo de lucro y la falta de conciencia al crear un contenido, una etapa bastante difícil a la que se debe poner freno. No se trata de limitar la libertad de expresión de nadie. No. Se trata de que esa libertad, no vulnere otras libertades tan esenciales como la primera.

La firma de una carta compromiso por parte de un grupo de instituciones y medios de comunicación para evitar la difusión de esos discursos de odio, para estimular la formación comunicacional ética en torno a ellos, es un paso altamente positivo. Los medios responsables no deben difundir discursos de odio.

Por esas razones, respaldo el acuerdo de un grupo de medios e instituciones sociales que han firmado un pacto para evitar la propagación de los discursos de odio.

En comunicado de esas entidades, dice en parte:

“Se está produciendo en República Dominicana, tanto a través de las redes sociales, como en los medios de comunicación y en la vida pública en general.

Gran parte de esta polarización se sustenta en discursos de odio, que constituyen una amenaza para nuestra democracia en la medida en que coartan la posibilidad de un diálogo y un debate constructivo, pilares del ejercicio ciudadano libre.

Conscientes de la responsabilidad que tenemos como instituciones del ámbito de la comunicación, promoción y defensa de los derechos humanos, expresamos el compromiso público de contrarrestar el discurso de odio.

José Rafael Sosa

José Rafael Sosa