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Orto-escritura: El retrato de Bruno: homenaje a las letras

Orto-escritura: El retrato de Bruno: homenaje a las letras

Bruno Rosario Candelier, junto a su esposa, Inés Méndez de Rosario, y sus hijos, nueras, nietos y nietas, durante el acto de reconocimiento que le tributara la Biblioteca Nacional.

El pasado domingo (17 de julio 2022) fue colocado un retrato del escritor Bruno Rosario Candelier en una sala de la Biblioteca Nacional donde aparecen fotografías de otros cuarenta y cuatro profesionales de la escritura. Tuve la honra de pronunciar el discurso de orden, del cual les ofrezco un extracto de 553 palabras. Helo aquí:

Nos hemos congregado esta mañana en la Biblioteca Nacional por mandato de un sentir, sentir que se alimenta de dos corrientes confluyentes.  Una es la valoración del inmenso trabajo intelectual de Bruno Rosario Candelier y la otra corriente es el afecto personal de sus familiares aquí presentes y de quienes hemos compartido con él horas de estudios, y que nos atribuimos la condición de discípulos suyos.

Hoy instalamos en esta sala el retrato físico de Bruno Rosario Candelier, y me parece que es solo una tentativa, modesta, de perpetuarlo en la memoria colectiva, como reconocimiento a su trabajo al servicio de la literatura, la defensa de nuestra lengua y la educación, en las aulas universitarias, en el Ateneo Insular, que justamente cumple treinta y dos años el próximo 28 de julio, y desde su fructífera gestión como director de la Academia Dominicana de la Lengua.

Me temo que esta galería de la Biblioteca Nacional, que denominamos Homenaje a las Letras, no resulte una eterna mansión, pero nos anima la convicción de que aquellos cuyas efigies aparecen aquí deben disfrutar de buena querencia entre los dominicanos que aprecian el saber humanístico y por demás valoran la obra de quienes cultivan el arte de la palabra y ejercen con denodada dedicación la función, muy exclusiva de seres privilegiados, de explicar a los demás el mundo y la sociedad.

La imagen del intelectual mocano, en la sala que lleva el nombre de otra ilustre mocana, debe recordar que su obra, voluminosa como valiosa, que abarca tanto la crítica literaria como la Filología y la propia creación de textos de ficción, por cuanto ha publicado tres novelas, es lo que lo exalta y lo muestra sobresaliente entre los intelectuales dominicanos.

Rosario Candelier es un maestro de la palabra y del pensamiento, en favor de los cuales ha ejercido un magisterio que se extiende en dimensiones que resultan difíciles de mensurar.

El Movimiento Interiorista, que recoge la filosofía creativa del Ateneo Insular, creado en 1990, es una escuela literaria en la que se han forjado decenas de escritores de indudable calidad, cuyas obras esplenden en las alturas de la literatura dominicana contemporánea. Permítanme señalar al menos un nombre: Manuel Salvador Gautier, autor de catorce novelas publicadas, Premio Nacional de Literatura 2018.

En su apostolado por la palabra, Rosario Candelier ha sido el creador de una filosofía estética que ha estimulado seguidores,  no solo en el territorio nacional,  sino mucho más allá  de nuestros límites marítimos. Prueba de ello es la existencia de escritores interioristas en España, Honduras, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos de América, Colombia, Nicaragua, Costa Rica, Perú, Guatemala, Chile y Argentina.

Y bien, queridos amigos y colegas, apreciados familiares de Bruno Rosario Candelier, dejaremos colgado un retrato físico de este gran hombre porque no es posible colgar su retrato moral, un retrato que muestre, como aspiramos, su reciedumbre intelectual, la polivalencia de su talento y la ecuanimidad de su talante.

Lo que hacemos hoy es un homenaje a las letras, el reconocimiento a un magisterio singular, un elogio a la erudición, en fin, un acto de justicia, que no obstante el marco de modestia que lo cubre ha parecido bueno y pertinente a quienes dirigimos la Biblioteca Nacional. Bienvenido, don Bruno, a la galería Homenaje a las Letras.