Al denso velo de misterio que ha rodeado la desaparición desde hace cinco años en San Francisco de Macorís de Pedro Castillo Paniagua (Quirinito) hay que agregar el caso de Erick Randhiel Mosquea Polanco, supuesto cabecilla de una red de narcotráfico y lavado, quien lleva más de un año en paradero desconocido.

Si el expediente de Quirinito ha dado lugar a todas las conjeturas, el de Mosquea Polanco va por el mismo camino. Qurinito cumplía una condena de 30 años por el asesinato de un español cuando se le varió la prisión a domiciliaria. El 5 de julio de 2017 se certificó su “muerte”, pero el cadáver jamás apareció.

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Las propias autoridades denunciaron como un truco la muerte del recluso. En el caso de Mosquea Polanco, presunto cabecilla de la red Falcón, se han apresado a familiares y relacionados, pero de él no se han tenido rastros. Legisladores, exlegisladores han sido relacionados con la supuesta red.

Hasta el director de Comunidad Digna, Juan Maldonado, fue separado del cargo al ser vinculado a la supuesta organización. Tanto el paradero de Quirinito como el de Mosquea Polanco es un misterio que cuestiona la capacidad de las autoridades.