La JCE ha llegado a las elecciones de hoy con la moral en alto, sin dejar nada al azar y con un blindaje de su sistema tecnológico para evitar cualquier percance.

El mismo ambiente que se ha conformado, matizado con denuncias de un supuesto apagón electrónico para abortar las votaciones, contribuyeron a que se tomaran todas las previsiones para que las urnas expresen la voluntad de los electores.

Por precaución o lo que fuere el primer gran acierto del tribunal fue la implementación del conteo manual de votos, a lo que siguió la contratación de una firma para transmitir los resultados. De esa manera se evita que los equipos pudieran ser hackeados para manipular las votaciones.

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La JCE ha llegado al día de hoy con un significativo respaldo en su tarea organizativa del sector empresarial y de representantes de la sociedad civil, pero con ligero cuestionamiento de los partidos de oposición.

De la elevada abstención que se proyecta la JCE no será la responsable, pues ha efectuado una intensa campaña de motivación, con garantías de seguridad y pulcritud, a diferencia del papel desempeñado por los partidos en ese sentido.