Tras un prolongado peregrinaje el controversial proyecto de ley de extinción de dominio pasó ayer otra prueba con la aprobación en primera lectura en el Senado.
Pero al ser aprobada como ley ordinaria y no orgánica se teme que la falta de voluntad que obstaculizaba su sanción se haya trocado en estrategia para evitar su aplicación.
El principal objetivo de la pieza es la recuperación de bienes adquiridos de manera ilícita. De los 27 senadores presentes, 24 del PRM votaron a favor y tres de la oposición en contra.
Los legisladores peledeístas defendían el carácter orgánico del proyecto por modificar derechos fundamentales y se oponían a la aplicación retroactiva.
Al ser un hecho que el proyecto se aprobará en segunda lectura pende la interrogante sobre su suerte final. Está por ver si la Cámara de Diputados lo acogerá como ley ordinaria. Distintos especialistas han advertido que la pieza ha debido conocerse como ley orgánica por afectar derechos fundamentales.
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Se supone que los senadores hicieron las consultas y estudios necesarios para evitar que tras más de 10 años peregrinando en el Congreso el proyecto de extinción se pueda caer por inconstitucional.
