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Orlando Gomez

Hoy más de 80 millones de personas alrededor del mundo se han visto forzadas a salir de sus países como refugiados a causa de conflictos armados o por razones políticas y económicas. Mientras gran parte del mundo desarrollado rehuye de sus obligaciones frente a estos refugiados por razones de política interna, la República Dominicana puede aprovechar las circunstancias para acoger a muchos de esos refugiados tanto por razones humanitaria como para beneficio geopolítico y económico propio.

La actual regulación sobre refugiados en República Dominicana, que amerita ser revisada y actualizada, pone al Estado dominicano en un rol pasivo en la recepción de refugiados en nuestro territorio. La República Dominicana debe aprovechar las circunstancias y asumir un rol más activo que nos permita capturar refugiados que actualmente no están siendo recibidos en Europa, Estados Unidos y Australia.

Las principales fuentes de refugiados hoy en día son países como Venezuela, Siria, Sudán del Sur, Ucrania, Birmania, Afganistán y Somalia. En nuestra región hay movimientos menores de refugiados desde países como Nicaragua, Argentina, El Salvador, México y Honduras. A raíz del cambio climático en los próximos años el fenómeno de los refugiados climáticos empezará a cobrar mayor fuerza empezando por las naciones isleñas en el Pacífico.

Acoger refugiados de otros países tiene beneficios geopolíticos al ganarnos la buena voluntad de los países desarrollados que buscan reducir el flujo de refugiados en sus países, siendo este un “favor” que puede brindarnos beneficios frente a la comunidad internacional más adelante. Más aún los refugiados en sí representan una oportunidad para nuestro país al traer una considerable cantidad de cerebros con experiencias distintas a las nuestras que puestas en práctica podría suponer la creación de empleos y soluciones privadas a muchos problemas en nuestras comunidades.

Necesariamente asumir una posición proactiva en la recepción de refugiados también requerirá un esfuerzo ambicioso en la construcción de viviendas de bajo costo en todo el territorio nacional replicando y mejorando sobre el modelo de Ciudad Juan Bosch para atender las necesidades persistentes de viviendas de nuestros nacionales, pero también para poder acoger los refugiados e integrarlos en nuestras comunidades.

En un momento donde las tensiones políticas respecto de la inmigración y los refugiados se encuentran en niveles bastantes elevados, y hasta la centro-izquierda occidental teme aparentar ser más acogedora de estos movimientos migratorios, la República Dominicana tiene la posibilidad única de aprovechar los beneficios de estos que actualmente no están siendo acaparados por las potencias económicas que históricamente se han beneficiado de estos movimientos.

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