Que no haya sido masiva ni encontrado mayor eco en el sector no le quita significación a la protesta de indignados en Capotillo contra las alzas de los combustibles y de alimentos.

Más que ver la manifestación como expresión sin importancia las autoridades deben prestarle atención porque la realidad es que con el costo de la vida hay mucha insatisfacción.

No importa que sea provocado por factores externos, como el elevado precio del petróleo y de las materias primas, o de ingredientes internos.

Si bien el Gobierno dispuso de 600 millones de pesos para absorber el alza del petróleo, no por ello los derivados han bajado en el mercado interno.

Lejos de un mensaje conciliador, el ministro de Interior y Policía, avisó que la oposición financiaría protestas sociales con el propósito de hacer daño al presidente Luis Abinader.

Durante la protesta escenificada en la avenida Nicolás de Ovando con Josefa Brea, en la que había más policías que manifestantes, no dejó de sorprender el reclamo de la devolución del 30 por ciento de los fondos de pensiones a los trabajadores.

En un claro mensaje al Gobierno la manifestación fue denominada “Capotillo se levanta”. Y lo cierto es que no se recuerda desde cuándo el sector, caracterizado en otros tiempos por su espíritu levantisco, no tomaba las calles para ninguna suerte de reclamo.

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