La contaminación de todo el entorno estaba entre los riesgos que se advirtieron con la operación de la barcaza para producir energía en la playa Los Negros, Puerto Viejo, en Azua.

El derrame de carburante, que la operadora de la planta ha negado, y la investigación que se realiza para establecer responsabilidades constituyen un reto para el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

El organismo reconoció que el vertido ha provocado graves daños a la salud humana y marina, así como al turismo y el ecosistema.

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Garantizó que de comprobarse su responsabilidad sancionará a la empresa Karpowership, aunque ha trascendido que en el permiso que se le otorgó se saltaron normas.

La conclusión es un reto porque la empresa ha alegado que el vertido no fue de combustible, sino de una agua y una sustancia no dañina.

Las evidentes contradicciones obligan a profundizar las investigaciones, con la determinación de aplicar las sanciones que el caso amerite. Contra la instalación de la barcaza hubo una campaña basada en el daño ambiental que causarían sus operaciones.