Está claro que no se debe felicitar a nadie por cumplir con su trabajo, pero hay personas que tienen un don al asumir un trabajo. Personas que inspiran las mejores actitudes. Que provocan respeto y generan fe en el potencial de la gente dominicana cuando se ha seleccionado a la persona precisa para el trabajo determinado.

Pero….Dar honor a quien honor merece, es una rara costumbre cuando de política y elecciones se trata. Hay que romper ese círculo.

Román Jáquez Liriano, presidente de la JCE, es responsable de un giro crucial en la historia electoral dominicana, y salió a cámara a las ocho en punto de la noche, tal y como lo había prometido, para dar los cómputos oficiales de las elecciones municipales del domingo 18 de febrero de 2024.
Román Jáquez Liriano cumplió su palabra.

A la hora que lo indicó, Román Jáquez estaba ofreciendo los datos iniciales para luego continuar un proceso fluido, excelentemente ilustrado digitalmente, para ir configurando el nuevo mapa electoral dominicano.

Se que no fue una labor desarrollada solo por el presidente de la JCE. Sé que participaron los miembros del pleno. Los mandos medios, los directores de departamentos, los jefes de áreas, los técnicos, los voluntarios…. Una labor de muchos, pero sin dudas que su liderazgo imprimió la dirección a tomar.

Román Jáquez Liriano puso fin a una larga tradición de comportamientos que van desde lo vacilante, lo manchado por la militancia política mal disimulada, lo turbio y lo asqueante.

La gestión de Jáquez Liranzo nos ha proporcionado un sentimiento de seguridad atado a la sensación de paz con la información electoral oportuna.

A Román Jaques lo he tratado poco en la vida, por una consulta personal.. Ahora, sí lo he leído por horas en sus libros sobre cuestiones electorales y judiciales, y lo he disfrutado al sentir que provienen de una mentalidad docente y por tanto, matizada de valores, es estímulos para la mejor formación de quienes se especializan en esas ramas académicas.

Román Jáquez hizo lo que nadie: sin influencias políticas de nadie, enfrentando infinitas presiones, mentiras, tramas venidas de cada ángulo de las esferas políticas. Nos proporcionó, junto al trabajo de su equipo y los cientos de voluntarios electorales, tranquilidad, un adjetivo que pocas veces podemos citar en una misma oración cuando se habla de elecciones.