A diferencia de estos países donde la mentira en política es un deporte, en Uruguay las falsas promesas se han reducido al mínimo en las propuestas electorales. Pero con todo y tradiciones la mentira, como afirmó el expresidente uruguayo Luis Alberto Lacalle, es un veneno para la vida democrática.

Las falsas expectativas crean desencantos y de ahí que sea vital que los políticos apoyen sus programas en la verdad, en las ofertas que están en capacidad de cumplir para evitar las frustraciones.

De viejo se ha dicho que los gobernantes que llegan al poder con malas artes tienen que valerse de las malas artes para sostenerse.

En víspera de un proceso electoral la recomendación de Lacalle, quien vino al país para participar en el IV Encuentro Regional del Centro de Análisis para Políticas Públicas, debe ser ponderada por el bien de un sistema cada vez más de capa caída.