Orto-escritura Semana

Algunos dominicanismos inevitables

Algunos dominicanismos inevitables

Llamamos dominicanismos a las voces propias del habla dominicana. Unas son de carácter léxico, es decir palabras que se han formado entre nosotros, aun fuesen derivadas de otras voces del español o de otras lenguas: brigandina, pariguayo, comparón, carajito. O bien serán voces del español empleadas entre nosotros con un sentido diferente al uso general del idioma.

Ejemplos cuero (prostituta), serrucho (colecta para pagar una cuenta) o brillo (estropajo), lechosa (papaya). Otras palabras se han tornado en dominicanismos por corruptela en su pronunciación y escritura: guandul (gandul, guandú), acumulo (infamia).

Revisaremos seis vocablos insertados en el habla dominicana con profundas raíces. Son estos: desinquieto, sinservir, serrucho, sangrudo o sangrú, acumulo y guandul.
1- Desinquieto. Es quizá el más peculiar. Se compone de tres elementos: el prefijo des-, que expresa negación; in-, también prefijo que implica negación, y el adjetivo quieto (que no tiene movimiento). Por tanto, inquieto se aplica a persona o animal que no está quieto, pero si le agregamos el prefijo des- el sujeto inquieto deja de serlo. Desinquieto debería significar que no es inquieto, y si no es inquieto, estará quieto.

Tanto han calificado padres y madres a los niños de desinquieto que el vocablo se ha asentado. Veamos lo que dice el Diccionario del español dominicano, ahora en su segunda edición: “Referido a persona, especialmente a un niño, inquieto, nervioso”.

2- Sinservir. No sé cómo hablantes de baja escolaridad pudieron formar este calificativo, sinónimo de inútil y que aplicaban a los hijos que mostraban poca destreza para realizar una tarea, sobre todo agrícola. Era una favorita de mi padre. Como puede apreciarse, está formada por dos palabras del español: sin (prefijo, privación) + servir (verbo). El resultado es un adjetivo. No aparece en el Diccionario de la lengua española, pero sí en el DED (Diccionario del español dominicano): Persona torpe, inútil.

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3-Serrucho. En el español general, con esta palabra se nombra una herramienta de carpintería. Pero con la misma grafía y sonido, en el español dominicano se denomina serrucho a una colecta para pagar una cuenta, sobre todo en bares y restaurantes. El DED señala que esa reunión de dinero es para pagar “un gasto de forma compartida”.

4- Sangrudo o sangrú. La voz sangrudo ha sido formada a partir del perfil del español. La terminación -udo agregada a sustantivos, genera adjetivos: barbudo, cabelludo, narigudo. Aunque sangrudo no figura en el Diccionario académico, esta voz puede admitirse con la acepción: “Dicho de una persona o un animal, que tiene mucha sangre”. Falta saber por qué para los dominicanos tener mucha sangre se traduce en ser antipático o impertinente, que así define el DED este vocablo.

El citado Diccionario ilustra con un ejemplo tomado del escritor Francisco Moscoso Puello: “Es tan sangrú y pesao ese jefe que jasta la montura lo siente”. (Cañas y Bueyes, pag.121). Hay un toque adicional de dominicanidad en la elisión de la silaba /do/ al final de la palabra, con lo que queda sangrú, sin ninguna alusión a mi profesor Euclides Gutiérrez.

5- Acumulo. El sustantivo /acúmulo/, palabra esdrújula, significa acción y efecto de acumular, juntar sin orden. El verbo acumular es definido como “juntar sin orden gran número de cosas”.

En una cuarta acepción dice que en Aragón, España, se usa con el significado de “imputar algún delito o culpa”. Quizá de ahí nos llega que /acumulo/, sin tilde, pues lo pronunciamos como palabra llana, haya venido a significar infamia, acusación falsa. El DED lo define: ofensa, injuria, calumnia.

6- Guandul. El grano que comemos guisado o en moro, y hasta en sancocho, es llamado gandul y guandú en otros países y así lo consigna el Diccionario de la lengua española. Será difícil lograr que los dominicanos dejemos de llamar guandul, preferiblemente en plural, guandules, a ese gustoso grano.