Se está dando una situación con la presentación de espectáculos de tarima en la que muy pocos reparan.

Con la impronta del género urbano, sus exponentes forman parte de las atracciones de los espectáculos musicales masivos que se ofrecen en patronales, carnavales, en navidad, y hoy día se les ve compartiendo tarima con artistas tradicionales del merengue, la salsa y la bachata.

El propósito es diversificar la oferta con artistas de todos los géneros procurando con ello que todos estén representados.

El problema está en que los urbanos poseen un público joven, con una preferencia definida, intransigente y a veces radical en extremo, que se mantiene indiferente ante lo que huela a tradicional.

Puede estar en tarima el merenguero más popular de todos los tiempos y no le hacen caso, prefieren mantenerse dispersos.

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Pero cuando se anuncia la actuación de un urbano se produce una movilización estrepitosa y se agolpan todos frente a la tarima, con un frenesí inusitado. He podido ver cómo populares intérpretes tradicionales de merengue, salsa o bachata, pasan “sin pena y sin gloria”, mientras los urbanos se roban el show.

Sobre todo porque la composición del público que va a los musicales populares de tarima en su mayoría es de jóvenes, y mucho más cuando se anuncia atracciones de figuras de sus preferencias.

Ello está generando una sentida preocupación en los artistas de música tropical, algunos de los cuales me han dicho que no saben qué hacer cuando les toca compartir tarima con los urbanos.

La juventud masiva no está en ellos, y los castiga con el látigo de la indiferencia.

El problema está en que no se puede prescindir de los urbanos. Son una realidad, con una presencia y preferencia avasallante, que es la pone a mover a la gente.

Los tiempos han cambiado. Anteriormente iban más fácil, cuando la competencia era entre los mismos merengueros, la salsa y la bachata. Ahora es con los exponentes del género que predomina en las redes, en el mundo digital, que se rige por códigos que sólo ellos entienden, y que se hace difícil quebrantar por los de vieja generación, y hasta por quienes han pretendido congraciarse con ellos.

Es la situación que muchos están viviendo en tarima, mientras otros la están sufriendo.

Por: Joseph Caceres
josephcaceres.net