José Rafael Sosa
Desde el 2004, el Archivo General de la Nación inició un transitar que desde entonces no se ha detenido, partiendo del desastre y el caos en que había sido sometido, para procurar nuevos patrones profesionales en su misión de captación, organización, conservación y puesta en uso social, del patrimonio documental nacional.
Ha llegado incluso a superar las metas que la ley le asigna, para transformarse en una editora nacional de investigaciones y textos de historia y activo centro cultural ofreciendo multiplicidad de opciones de educación y formación no formal.
El valor que tiene la Feria del Libro de Historia, está más allá de los resultados de sus ventas y de la suma de los asistentes a sus conferencias y presentaciones.
Los cinco días de la 9ª Feria del Libro de Historia, que ha reunido a libreros, historiadores, casas editoriales, organizaciones y círculos culturales, que incluyó desde la veteranisima Madre del Libro Dominicano, la creadora de Librería Trinitaria, Virtudes Uribe, quien reivindicó las aspiraciones culturales de su padre el lingüista Max Uribe; la Editorial Universitaria Bonó, la Biblioteca de la Fundación Funglode, Asodolibro (al frente de la cual estuvieron Clara Quiñones, María Luisa Trejo y Jackeline Díaz, Alejandro Paulino (historiador) hasta la Editora Santuario.
También te podría interesar: Como cada domingo: La feria de libro historia
La idea del evento fue sugerida en 2014 por un asesor español que estuvo asistiendo el Archivo General de la Nación en materia archivística y de conservación de documentos y que prendió en el ánimo de quienes estaban a cargo de coordinar las actividades culturales. Su nombre y los detalles de gestar esa idea, aún está por ser escrito en una trayectoria que sistematice el proceso.
¿Por qué, si los libros son los depositarios de la historia, no se convoca una feria especializada?
De modo que en enero de 2015 se anunció la I Feria del Libro de la Historia Dominicana, convocando a público, libreros e historiadores para montar una fiesta cultural que nunca antes se había desarrollado.
Se estaba abriendo un camino, favorecido por los éxitos de la Feria Nacional e Internacional del Libro de Santo Domingo, cuya celebración ya había originado la Feria del Libro Católico y otras que se fueron especializando.
