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¿Cómo escribe poesía Soledad Álvarez, Premio Casa de América 2022?

¿Cómo escribe poesía Soledad Álvarez, Premio Casa de América 2022?

Santo Domingo.- Soledad Álvarez, la primera poeta dominicana en ganar el Premio Casa de América, escribe descalza, enciende, a veces, velas aromáticas o una varita de incienso, o sin nada de eso, para establecer una relación de tiempos libres con la creación poética.

El primer poeta nacional galardonado con este premio es José Mármol, (2012).

Este lunes 4 de octubre, Casa de América le hizo una llamada a los 11 y 45 minutos (hora de Santo Domingo) informándole que su libro Después de tanto Arder, había sido seleccionado sobre 573 manuscritos procedentes de 24 países.

El premio, consistente en 5 mil euros, un pergamino y la publicación de su libro en 2023, lo habrá de recibir en la sede de Casa de Américas, ubicada en el Palacio de Linares, sede de la Casa de América, Madrid.

¿Vive de la poesía?

Su tiempo básico de trabajo no tiene nada que ver con la poesía. Los poetas nunca viven de su poesía, a menos que sean un Nobel y una firma internacional de incidencia de puertas abiertas con las grandes editoriales del mundo, por lo que su relación con la literatura es a veces agónica o espaciada, pero aprovecha cada segundo para exprimir de su talento, de su inspiración o de aquello insondable e indefinible que produce la expresión poética, y sacar lo mejor de sí. Y escribir. Tal es su quehacer literario.

¿Cómo escribe poesía Soledad Álvarez, Premio Casa de América 2022?
¿Cómo escribe poesía Soledad Álvarez, Premio Casa de América 2022?

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¿Solo tres libritos?

Cuando se anunció su Premio Nacional de Literatura hubo alegría generalizada en el mundo literario local, pero no faltó quienes señalaron que ella solo tiene “tres libritos de poesía”: “Vuelo Posible” (1994), “Las estaciones íntimas”, -Premio Nacional de Poesía- (2006) y “Autobiografía en el agua, (2015).

Parece ser, a la luz de este Premio Casa de Américas, que la poesía no debe medirse como los sacos de azúcar del ingenio.

Es una poeta de una obra producida sin prisa, son grandes trazos del tiempo entre un título y otro, “porque lamentablemente no puedo dedicarme exclusivamente a la literatura”.

“Me ocupan tiempo las obligaciones de trabajo, las tareas de la casa y los compromisos sociales. Pero cada día dedico tres o cuatro horas a escribir o leer, cuando puedo por las mañanas, más frecuente en las tardes.

“El ritual es subir las escaleras del apartamento, sentarme en el escritorio frente a la computadora, quitarme los zapatos, muchas veces prender velas aromáticas, a veces una vara de incienso… No sé si llego a tener la ‘habitación propia’ a la que se refirió Virginia Woolf”, dijo en entrevista a la revista Reservas, arte y cultura (#2, julio 2022).