El contraste entre los pacientes que buscan asistencia y las cifras oficiales de afectados por el dengue, así como denuncias sobre el supuesto incremento, que pueden ser interesadas o no, han llevado al presidente Luis Abinader a afirmar que su Gobierno no esconde estadísticas sobre la enfermedad.

El ruido que ha precedido la intervención del mandatario representa una lección sobre la duda en las estadísticas. Un caso palpable es el de la criminalidad, que con frecuencia se dice que se reduce aunque los asaltos estén a la orden del día.

Las autoridades tienen que ser más explícitas para vencer la resistencia de un amplio segmento que tiene sus reservas sobre las estadísticas.

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Deja mucho que desear que el mandatario tenga que intervenir para aclarar que el Gobierno no oculta datos sobre el dengue, al margen de que considere esa práctica como deshonesta.