El Ministerio de Interior y Policía tiene el gran reto de emplearse a fondo para que se cumpla la resolución contra el ruido en el Distrito Nacional a partir de las 10 de la noche.

Más saludable no puede ser la decisión, aunque de hecho el ruido innecesario, ese que altera los sentidos, está prohibido. Las famosas “disco light”, que tanto malestar causan en la población, solo se advierten en las actividades proselitistas.

Hubo una época en que circulaban por las calles sin mayores inconvenientes, así como carros con potentes altavoces. Pero en muchos sectores está el problema de los colmadones, que de un tiempo a esta parte se han convertido en espacios para espectáculos, con música que exceden los decibeles indicados.

El Ministerio de Interior debe tomar en cuenta que la campaña antirruido no puede tomar el mismo rumbo de la lucha contra la criminalidad y la delincuencia, cuyo éxito se mide por unas estadísticas que parecen más traídas por los pelos que expresiones de la realidad.

La gente, además de seguridad, también necesita el sosiego que le quita el ruido ensordecedor de una música a alto volumen. Lo que está por verse es si se hará cumplir esa resolución.