La muerte a balazos en su despacho del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, ha planteado muchas conjeturas sobre el papel de la seguridad militar en las instalaciones. No solo porque el confeso victimario, identificado como Fausto Miguel de Jesús Cruz de la Mota, haya entrado armado al despacho, sino por no intervenir tras el acalorado tono de la discusión que se dice sostuvo con el funcionario.

Pero además Cruz de la Mota salió del despacho y de las instalaciones de Medio Ambiente tras los disparos con que quitó la vida a Jorge Mera. Se dice que el funcionario calmó a una asistente que se inquietó por los términos de la discusión diciéndole que no era nada.

Pero sin necesidad de esperar los primeros disparos la seguridad personal de Jorge Mera tenía que estar alerta por la naturaleza de su misión de preservar la integridad del funcionario.

Mientras los disparos en el despacho provocaron un pánico generalizado, en que muchos empleados buscaban la manera de protegerse, Cruz de la Mota salió del edificio y se refugió en la iglesia Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, ubicada a casi dos kilómetros de distancia, y confiesa el homicidio.

La seguridad personal de Jorge Mera y de las instalaciones ha dejado mucho que desear sobre su comportamiento frente al lamentable suceso. Parece que cumple su misión sin apego a ningún protocolo. Esa conducta de los militares sugiere profundizar las investigaciones sobre el crimen.