La degradación de un humedal de manglares en Samaná ha sonado la alarma sobre los ecocidios y la relación entre el medio ambiente y la industria turística.

La Procuraduría Especializada para la Defensa del Medio Ambiente y los Recursos Naturales ha advertido que los responsables de los daños, en caso de comprobarse, enfrentarían penas de hasta 10 años de cárcel.

Con el aporte de los manglares como “escudo de la tierra y vientre de la naturaleza”, como los definió el ambientalista Eleuterio Martínez, se está también obligado a más vigilancia.

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El presidente de la Academia de Ciencias de República Dominicana no se anduvo con rodeos al relacionar la degradación de los recursos naturales con el auge de la industria y el desarrollo costero. Sin manglares no hay pesca.

El caso del humedal de playa Estillero es otro aviso sobre la necesidad de blindar esas áreas que algunos sectores no respetan en interés de construir proyectos económicos.

Siempre se ha dicho que las plantas y la industria turística pueden convivir en armonía, pero condicionado a que se respeten los límites.

Martínez defendió la planificación adecuada y la conciencia ambiental como elementos esenciales para preservar los ecosistemas, en tanto se fomenta el turismo responsable. La sensibilidad que hoy despierta la ecología evita que degradaciones como las verificadas en el pasado puedan pasar inadvertidas. Las autoridades tienen que mantenerse alerta ante los ecocidios.