Opinión Editorial

El poder del voto

El poder del voto

El triunfo en las elecciones del domingo corresponderá a los ciudadanos que acudan a ejercer su derecho al voto, como la derrota recaerá sobre los que incumplan con el sagrado deber de sufragar, porque los primeros contribuyen con el fortalecimiento de la democracia y los abstencionistas con su debilitamiento.

Desde 1966 aquí se celebran comicios cada cuatro años, algunos matizados por denuncias de fraude, un período acortado a dos años, y otro abruptamente suspendido por problemas técnicos, pero en esos 58 años se resalta la férrea voluntad del pueblo dominicano por consolidar su espacio democrático.

Uno de los nueve aspirantes a la presidencia de la República ganará la consulta cívica, como también serán escogidos 32 senadores, 190 diputados, así como representantes al Parlamento Centroamericano, comunidades en el exterior y legisladores nacionales, pero para ello se requiere que la gente acuda a votar.

La victoria o derrota de cada postulante está atada a la voluntad del elector, un poder ciudadano que se desvanece cuando no se ejerce, y lo que resulta peor: la abstención irresponsable hiere de manera al corazón de la democracia política.

El voto es oxigeno indispensable para que el aparato institucional respire adecuadamente, como la expresión libre de la voluntad popular se equipara al torrente sanguíneo que garantiza vida y movilidad a todos los atributos que identifican a una nación sostenida en la libertad, justicia y equidad.

Se definen como perniciosas y carentes de sentido previsibles excusas para no acudir el domingo a los colegios electorales, como la de que ningún candidato cumple con sus expectativas, que se sufraga en otra comunidad, o que tiene compromisos que atender.

Votar es un acto cívico que enaltece al ciudadano.
A los candidatos, partidos, movimientos y agrupaciones políticas corresponde promover la asistencia masiva de la población a las urnas, en el entendido de que, además de favorecer a sus respectivas banderías, fortalece el ensamblaje institucional.

El domingo es un día histórico para la democracia dominicana, una extraordinaria jornada social, durante la cual el ciudadano ordinario se erige como el principal protagonista, poseedor del incuestionable poder de elegir conforme a su íntima convicción a los hombres y mujeres que considere aptos para gobernar los destinos de la nación durante los próximos cuatro años.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación