La protesta de los productores avícolas y otros sectores contra la eliminación de los aranceles a más de 60 artículos de la canasta familiar es otra lección para el Gobierno.
Es obvio que además de la falta de consenso no se ponderó la capacidad de los productores nacionales para suplir la demanda de diferentes artículos incluidos en la medida del Gobierno.
Es saludable la intervención para enfrentar la inflación que castiga a los consumidores como resultado de la pandemia sanitaria y de las tensiones por la invasión de Rusia a Ucrania.
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El petróleo y sus derivados, los fletes marítimos, productos terminados y las materias primas se han disparado a causa de los problemas internacionales. Pero la solución no puede consistir en desvestir un santo para vestir a otro.
Los productores de pollos señalan, por ejemplo, que además de ser autosuficientes, el precio en granja es de 44 pesos la libra y en puestos de 64.
Así las cosas es claro que la importación golpea a los productores avícolas. A la eliminación de los aranceles también se han opuesto la Asociación de Industrias y la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD).
La queja obliga a revisar el proyecto por lo menos en los artículos que no solo abundan en el mercado, sino que se venden a precios asequibles.