La feria del libro, que volverá este año de manera presencial, será siempre el acontecimiento cultural más relevante del país.
Las secuelas de la pandemia sanitaria y la crisis económica incrementada por conflictos bélicos son elementos odiosos, pero no como para impedir la celebración del homenaje al libro y la lectura.
Es obvio que tendrán que tomarse todas las previsiones necesarias para evitar lamentos.
Por el confinamiento a que ha estado sometida la nación y las tensiones que se viven por los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania convierten la feria del libro en un saludable respiro para la población.
Muchos esperan que en el encuentro con la cultura los precios de los libros sean asequibles, a pesar de las alzas que se han registrado en los artículos de primera necesidad.
La ministra de Cultura, Milagros Germán, podría anotarse un valioso punto con una buena organización y una concurrida asistencia al evento.
La feria será inaugurada el 22 de abril, y su desarrollo está pautado del 23 de ese mes hasta el 2 de mayo.
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Está dedicada a los escritores Carmen Natalia y Pedro Peix, y contará como invitado especial a la Unión Europea.
Como en cada ocasión, en esta 24 Feria Internacional se espera que el verdadero protagonista sea el libro y que los organizadores se hayan provisto de algún mecanismo para estimular la lectura.
Pero el evento será de todas formas un acontecimiento cultural de mucha trascendencia.