Orto-escritura Semana

Feúra, bonitura y otros sustantivos terminados en “ura”

Feúra, bonitura y otros sustantivos terminados en “ura”

Rafael Peralta Romero

Los sufijos son pedacitos de palabras que ostentan el privilegio de servir a la formación de vocablos nuevos, a partir de su colocación al final de otro vocablo considerado la base léxica. Enfatizaremos en el sufijo -ura, el cual contribuye a componer sustantivos derivados de verbos, de participios pasivos o de adjetivos.

Los derivados de verbos o de participios pasivos pueden significar cosas concretas como pintura (de pintar, pintado) magulladura (de magullar, magullado).

Los sustantivos derivados de adjetivos a los que se ha agregado la terminación –ura suelen indicar una cualidad relacionada con la palabra de la que proceden. Blancura (de blanco), negrura (de negro), bravura (de bravo) frescura (de fresco), ricura (de rico). No es lo mismo que riqueza, abundancia de bienes.

El elemento –ura otorga a los hablantes la libertad de formar palabras, muchas de las cuales sobreviven, aun existiendo en español otra que expresa la cualidad a la que se refieren. Así, ha sido incorporada a nuestra lengua la voz /feúra/ no obstante figurar en el repertorio del español la palabra fealdad.

Lo mismo ocurre con /bonitura/ (bonito + ura). El Diccionario académico no define este término, sino que refiere a lindeza y hermosura. Lindeza, como lindura, es la cualidad de lindo, mientras que hermosura se ha formado con el adjetivo hermoso.

Feúra, bonitura y otros sustantivos terminados en ura
La feura en esta mujer es evidente.

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Disponiendo del vocablo /preciosidad/, cualidad de precioso, los usuarios del español “en el ejercicio de las atribuciones que les confiere” el uso de prefijos, interfijos y sufijos para crear palabras, han introducido /preciosura/ (de precioso y -ura) para indicar lo mismo que preciosidad: Persona o cosa bonita.

Como los antes mencionados, pudo formarse el término /bellura/ (bello + ura), pero éste no ha encontrado suficiente eco y por tanto no lo registra el Diccionario de la lengua española, aunque sí aparece en el Diccionario del español dominicano, publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, con el significado de belleza.

Recuerdo a mi padre referirse a una mujer a la que los contertulios de la esquina de Chachá consideraban atractiva, pero él le atribuía ser dueña de “la peor feúra”. Cuando le requerían por la referida condición, respondía: la odiosura.

Este término no ha prosperado lo suficiente como para ser incorporado al Diccionario. Presumo que mi progenitor, cultivador de la tierra más que del intelecto, usó la voz odiosura por desconocerla palabra castiza odiosidad, cualidad de odioso.

Antónimo de odiosura ha de ser /simpaticura/, tampoco reconocida por los académicos, pero formada conforme al perfil de la lengua española y empleada por algunos hablantes.

En más de medio mundo hispano (América Central, Antillas, Ecuador, México, Venezuela y República Dominicana), /sabrosura/expresa la cualidad de sabroso. ¿A quién no le han dicho alguna vez: Deja tu sabrosura?

Menos afectivo que sabrosura será /sinvergüenzura/, cualidad de sinvergüenzura, un adjetivo que significa pícaro, bribón, descarado.

Procede agregar más ejemplos de sustantivos formados a partir de un verbo + la terminación -ura. Tenemos abolladura(de abollar: Producir una depresión en una superficie), fritura (de freír: Conjunto de cosas fritas), asadura (de asar: Conjunto de las entrañas del animal), rapadura (derapar: cortar el pelo al rape), raspadura (de raspar: Aquello que raspando se quita de la superficie), hechura (de hacer: crear, formar, confeccionar), matadura (de matar: Llaga que se hace la bestia en el lomo), derrengadura (de derrengar: Lesión que queda en el cuerpo derrengado), llenura (dellenar: Abundancia, plenitud).

Como se aprecia, el sufijo -ura puede considerarse muy productivo en la formación de nombres que expresan cualidad. Hasta el diablo ha servido para crear una de esas voces: diablura.