Mientras el rancho arde en Haití, nacionales de ese país aprovechan la oportunidad del mercado de Dajabón para adquirir alimentos y mercancías para satisfacer sus necesidades.

No dejarse morir, y menos en la víspera, parece la consigna de los haitianos que desafían la violencia y la inseguridad en su país para abastecerse de productos en la plaza comercial.

Aunque la violencia ha descendido, la tensión persiste. Por aquí, como cabe suponer, se ha incrementado la vigilancia para evitar que a través del intercambio comercial se cuelen delincuentes haitianos.

El despliegue de soldados estadounidenses para resguardar la sede de su embajada ha coincidido con la calma que en las últimas horas se ha registrado en Puerto Príncipe.

Pero la situación es tan caótica que Alemania decidió, antes de anunciarse la renuncia del presidente Ariel Henry, evacuar para República Dominicana a su personal diplomático.

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Washington ha tomado la misma decisión. Sin ser ajenos a la crisis, los haitianos residentes en la periferia de la frontera con Dajabón prefieren aprovechar las facilidades del mercado con esa ciudad para abastecerse de productos.