Con la magnitud del dengue en varios países de la región, tienen las autoridades que emplearse a fondo, sin escatimar recursos, para prevenir que la enfermedad se convierta en una epidemia.

Ningún rincón debe quedar sin fumigar, además de eliminarse hasta los más recónditos hospederos del mosquito que provoca la enfermedad.

La jornada que se ha iniciado no debe limitarse a la descacharrización, fumigación y eliminación del insecto, sino incluir una campaña intensa de educación y orientación a la ciudadanía.

Por ignorancia o dejadez la gente contribuye con los criaderos del mosquito que tanto afectan a la salud. Los casos de Argentina y Brasil en los que ha habido hasta que importar repelentes son ilustrativos del efecto en la salud y la economía del dengue.

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El Ministerio de Salud Pública y los demás entes que intervendrán en la campaña contra la enfermedad tienen que ocuparse única y exclusivamente de su labor para evitar algún tipo de apatía en la ciudadanía y garantizar el mayor alcance del operativo.

No solo en República Dominicana, sino en todo el mundo se ha pronosticado que este año se verificará un incremento de los casos de dengue.

Con la jornada nacional el Ministerio de Salud Pública ha dado un buen paso para preservar la integridad de la población, además de evitar otras funestas consecuencias.

Esa labor debe cumplirse con todas las de la ley. Y mejor todavía si es con la cooperación de todos los sectores.