En La Guáyiga, una comunidad de apenas 23 mil habitantes, de un tiempo a esta parte la sangre corre a raudales a causa de una ola de violencia que ha cobrado varias vidas.
El primer caso que sacudió al distrito municipal fue la desaparición en 2015 de la jovencita de 10 años Carla Massiel Cabrera, cuyo cadáver fue encontrado más de 12 meses después sin los órganos vitales. Desde entonces crímenes horrendos han sacudido a la comunidad.
El último capítulo ha sido la muerte de tres personas, cuyos cadáveres fueron encontrados en la periferia de la autopista Duarte. Pero antes la había conmovido el asesinato por presuntos delincuentes de una pareja de esposos cristianos que viajaban en una motocicleta.
En la secuencia de casos horrendos también figura el supuesto secuestro del comerciante Luis Miguel Jáquez Rodríguez y de su esposa, la profesora Elizabeth Amarante, cuyos cadáveres fueron encontrados en un pozo séptico en Los Alcarrizos.
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Los tres muertos de estos días, por las razones que fueren, repican la alarma sobre la ola de violencia que recorre La Guáyiga, además del toque perturbador que representa cada caso.