Argentina ha vuelto a trillar un momento de incertidumbre, de consecuencias impredecibles, como resultado de la pugna en el Gobierno que provocó la renuncia, en medio de un polémico acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional) del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Tras un cruce con la vicepresidenta Cristina Fernández y su entorno por las medidas para encarar la crisis económica, Guzmán no resistió las presiones, a pesar de tener el respaldo del presidente Alberto Fernández.
En los últimos 12 meses en Argentina, tercera economía de la región después de Brasil y México, la inflación ha alcanzado el 60% y ha continuado devaluándosela moneda.
Bajo la gestión de Guzmán la nación acordó un préstamo de 44 mil millones de dólares con el FMI para evitar caer en default, que por sus restricciones fue impugnado por el entorno de la vicepresidenta.
La decisión de Guzmán ha elevado la incertidumbre, con el temor de que la crisis pueda agravarse en la medida que se avance en el proceso electoral. El fantasma de las crisis del pasado ha recobrado vigencia. La designación de una ministra no ha despejado la incertidumbre.