El cobro anticipado de impuestos, aunque es una práctica que se había eliminado, no ha generado mayores cuestionamientos en la elaboración del proyecto de presupuesto de ingresos y ley de gastos públicos.

A fin de cuentas, como explicó el ministro de Economía, Miguel Ceara Hatton, no hay muchas opciones frente a los cuantiosos gastos en que se ha incurrido a causa de la pandemia para recuperar las actividades productivas.

Pero no existe el mismo criterio ente el desfase en el presupuesto inicial y las modificaciones que se han introducido. El economista Nelson Suárez define las tres últimas modificaciones y las desviaciones entre el presupuesto formulado y el ejecutado como un errático ejercicio de programación de la pieza.

La práctica, según Suárez, data de 2009, pero en algún momento tendrá que ser evaluada con miras a establecer su validez de cara a la responsabilidad fiscal. El presupuesto inicial de este año fue de 1,074,317.1, pero con una primera modificación se elevó a 1,137,959.0. Tal parece que el Gobierno tendrá que afinar mejor la programación para evitar conjeturas.