El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha vuelto a pasarse de la raya con su censura a República Dominicana por las repatriaciones de haitianos indocumentados.

Sabe el funcionario que la deportación de extranjeros ilegales es un derecho soberano que tienen todos los países. Pero si tanto le duele la decisión de este país con los haitianos lo que tiene que hacer es gestionar en su nación o en la propia ONU que a esas personas se les habilite en Haití una especie de campo de refugiados.

La ONU no tendría más que cargar con la seguridad, la alimentación, la sanidad y los gastos que conllevaría ese campo de refugiados en el vecino país. Haití tiene espacio para alojar a esos nacionales que huyen a República Dominicana.

Türk sabe que este país nada tiene que ver con la crisis de Haití, y que por el contrario ha sido uno de los más solidarios con esa nación y que más ha clamado ante la comunidad internacional una salida digna a la situación.

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Y si todavía no ha entendido debe acabar de atender, al menos para que deje de meter la cuchara, que la solución a la crisis haitiana, lamentable de por sí, no está en República Dominicana.