Al ocupar tras intensos bombardeos una planta nuclear de Ucrania, la mayor de Europa, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, garantizó que los objetivos con la invasión a la nación vecina se cumplirán en su totalidad.
A las tropas rusas solo le falta la capital, Kiev, para convertir la nación en una extensión de su poder político y militar. En tanto el presidente de Ucrania se ha quejado de que Occidente ha dejado solo a su país, la OTAN decidió no enviar tropas ni utilizar el espacio aéreo de Ucrania para evitar convertirse en parte del conflicto bélico.
Aunque ha encontrado una férrea resistencia en civiles y militares, Rusia ha causado cientos de muertos y provocado cuantiosos daños materiales. Pese a las bajas y destrucciones de objetivos civiles y estratégicos el dictador ruso arengó que la misión, que se inició el 24 de febrero, todavía no ha concluido.
Mientras Rusia avanza está por ver si las sanciones económicas a la nación y a los oligarcas allegados a Putin tendrán consecuencias.