El Ministerio de Trabajo y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) presentaron ayer los resultados del plan piloto “semana laboral reducida”, que arrojaron un balance positivo en la productividad, desempeño laboral y calidad de vida de los trabajadores participantes.
La jornada laboral reducida se aplica junto al trabajo remoto en muchas economías emergentes y desarrolladas, en la mayoría de las cuales se incrementa la productividad y la calidad del trabajo, por lo que la prueba realizada debería ser asumida por el sector productivo con denodado interés.
Un amplio segmento de la industria manufacturera, de alta tecnología y de servicios en Estados Unidos y Europa reduce las faenas laborables de seis a cuatro días, aunque incrementan las horas diarias de labores, lo que ayuda a extender la jornada de descanso, sin perjudicar la producción y rentabilidad.
La Primera Revolución Industrial (1762-1847) constituyó el más acelerado periodo de transformación económica, social y tecnológica en Europa desde la época del neolítico, gracias a la áspera explotación del capital sobre la mano de obra, lo que pudo ser mitigado con la instauración de la jornada laboral de 48 horas semanales.
El mundo se sumerge hoy en la Cuarta Revolución Industrial, sostenida en la tecnología, internet e inteligencia artificial, por lo que la “explotación del hombre por el hombre”, como se conocía antes, cede el paso a una relación obrero-patronal sustentada en la cohabitación y el beneficio mutuo.
He ahí la importancia del plan piloto sobre semana laboral reducida patrocinado por el Ministerio de Trabajo y la PUCMM, porque sus resultados demostraron que los objetivos empresariales se cumplieron en un 91 % y que el 95.3 % de los 492 trabajadores participantes reportó un incremento en su calidad de vida.
El titular de Trabajo, Luis Miguel De Camps, ha dicho que los resultados de ese programa demuestran que es posible alcanzar altos niveles de productividad mientras se mejora la calidad de vida de los colaboradores, a través de condiciones que contribuyen a la salud física y mental de los trabajadores.
Los aciagos días de la pandemia de la covid-19 obligaron al Gobierno, empresarios y trabajadores a promover una reingeniería de subsistencia que incluyó las jornadas laborales reducidas o remota, iniciativas que hoy se erigen como novedosos instrumentos que aplicado con moderación ayudan a impulsar las actividades productivas y a reducir el estrés laboral en condiciones “más humanas, eficientes y sostenibles”.