Tras la extraña sublevación de los policías que tirotearon la residencia del primer ministro haitiano, Ariel Henry, el director del cuerpo, Frantz Elbé, anunció de inmediato un plan para combatir a las pandillas.

No habló de enjuiciar a los agentes que además de atacar la casa del mandatario trataron de impedir que este aterrizara en el aeropuerto después de participar en la cumbre de la Celac, en Argentina.

Elbé ha querido no solo enviar un mensaje de unidad con el plan denominado “Tornado I” para restablecer el orden, sino ignorar la gravísima insubordinación de los policías, que estos justificaron por la supuesta indiferencia del gobernante frente a la caída de agentes en la lucha contra las pandillas.

Cierto que un solo día murieron 6 policías a manos de pandilleros, pero por más lamentable que sea el caso no es para que los agentes atacaran la residencia de Henry.

Ante los sucesos la actitud del director de la Policía, no obstante el plan que anunció para enfrentar las pandillas, no deja de prestarse a suspicacias. Esa sublevación de la Policía parece parte de un plan macabro. La inseguridad, la impunidad y la crisis de gobernabilidad en Haití tienen muchas aristas.