La capacidad y credibilidad de la Policía está en juego con el largo tiempo que se ha tomado para aclarar la muerte de un abogado, ocurrida el 21 de junio de este año en Santiago.

A medida que pasa el tiempo más crece la percepción de que el cuerpo del orden, con todo y la retórica sobre reforma u transparencia, encubre a los autores materiales y probablemente intelectuales del perturbador suceso.

Basilio Guzmán fue acribillado a balazos por sicarios frente a su residencia en Cerros de Gurabo. Lo que ha habido son muchas especulaciones.

Mientras la impunidad parece ganar terreno, otro crimen que ha puesto a prueba la eficiencia de la Policía es el de Ana Francisca Gómez, abatida por sicarios cuando se desplazaba en su vehículo por la avenida 27 de Febrero, de Santiago.

La mujer ha sido vinculada a la operación Falcón, una supuesta red de lavado y narcotráfico desmantelada en Santiago por las autoridades.

A la fecha nada se sabe del suceso, mientras abundan las especulaciones sobre el estilo de vida de la víctima. Las autoridades tienen en los dos crímenes, con características muy similares, dos retos que no pueden dejar al tiempo.