Nuestro problema no es la invasión, sino la implosión
He agendado, para mi día a día, un espacio para deambular por las redes como si fuese una obligación, considerando que es la única manera en que podemos conocer -fuera de los opinadores políticos, que extorsionan o son formales bocinas, financiados por demás por esos interesados- la situación social, principalmente, esa barrial o consustancial con una clase media y baja vulgar, que no tiene absceso a los canales tradicionales.