Soy de los que piensan y de los que creen
Este atarearse con los asuntos del idioma no tiene, ni debe tener, final. Hay que insistir, incluso, con temas ya tratados, pues a cada rato se encuentra uno con usos idiomáticos que espantan. Lo más doloroso y preocupante es ver y oír a personas con altos grados de estudios atropellando nuestra lengua.