Los incendios que arrasan las zonas de Los Ángeles de Palisades, Kenneth, Easton y Hurst, han causado al menos 24 muertos, decenas de desaparecidos, mas de 180 mil desplazados y consumido alrededor de 160 kilómetros cuadrados, en el siniestro más destructivo en ese territorio de Estados Unidos.

Bancos y compañías aseguradoras estiman las perdidas por los extendidos fuegos en más de 30 mil millones de dólares, cifra que aumentaría significativamente por la reedición de fuertes vientos que aumentarían la gravedad del desastre.

Se resalta que esa tragedia ocurre en un Estado, California, que por sí solo representa la octava economía del mundo y que aporta el 14 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, siendo el quinto proveedor de productos agrícolas del mundo y fuerza dominante en la economía de la Unión Americana.
A pesar de que California es la sede de emblemáticas regiones que matizan la economía estadounidense, como Hollywood (entretenimiento), Valle Central (agricultura), Silicon Valley (tecnología) y Valle de Napa (industria vinícola), carece de suficiente agua para sofocar el incendio que lo devora.

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El presidente Joe Biden declaró las áreas siniestradas como zona de gran desastre con la finalidad de proveer mayores recursos y equipos, pero aun así los incendios apenas han sido controlados en un 14 %, lo que indica que el poder y la riqueza no resultan suficientes ante una desgracia de esa magnitud.
Como reverso de ese drama se recuerda que hace 15 años, Haití, la nación más pobre d e Occidente, que comparte la isla Hispaniola con República Dominicana, sufrió un terremoto que destruyó su capital, Puerto Príncipe, y causo más de 350 mil muertos.

Haití no ha podido recuperarse de tan cruenta tragedia, porque padece la miseria que lo asola desde antes del sismo, pero Los ángeles volverá a ocupar sitial de preferencia en la economía de Estados Unidos, aunque esos devastadores incendios ponen al desnudo que la riqueza no siempre es remedio infalible.

La solidaridad del pueblo dominicano se dirige hoy a los miles de ciudadanos cuyos hogares o negocios han sido destruidos por las llamas que se expanden por diferentes condados de Los Ángeles, como también a los más de 180 mil desplazados a causa de tan voraz siniestro que ojalá sea sofocado cuanto antes.