El domingo 16 de enero tres presos fueron muertos y nueve resultaron heridos en una trifulca en que se utilizaron armas de fuego y blancas entre pandillas rivales de reclusos en la penitenciaría.

Aunque se ordenó una investigación a la fecha no se conocen los resultados, sobre todo en lo concerniente a las armas en poder de los reclusos.

Pero tampoco si además del traslado de los presos envueltos en la sangrienta riña se tomaron medidas contra los responsables de la seguridad del recinto.

La pelea generó que por disposición de la Procuraduría General de la República, el Ministerio de Defensa y la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) intervinieran el penal, donde detectaron, entre otras cosas, la operación de un centro tecnológico que vendía servicios de internet a reclusos y al poblado de La Victoria, Lo único que se ha dicho es que el centro, que la gente ha bautizado como el Silicón Valley de La Victoria, era operado por un recluso.

Los muertos y heridos en la trifulca y la instalación del centro tecnológico son dos casos que no pueden quedar en el aire, sino que la procuradora Miriam Germán tiene que aclarar.

Las armas blancas y de fuego no ingresaron por obra y gracia del espíritu santo ni es verdad que un recluso podía instalar y operar de manera clandestina, sin algún tipo de complicidad al más alto nivel, una red para negociar servicios tecnológicos. Las incógnitas laten.