Editorial Opinión

Reportes versus realidad

Reportes versus realidad

Un reporte de la Policía Nacional, que abarca desde el 30 de agosto hasta el 26 de septiembre de este año, arroja que hubo una reducción de crímenes y delitos en todo el territorio nacional, aunque admite que en algunos sectores del Distrito Nacional y de Santo Domingo Este se produjo un aumento de delincuencia y criminalidad.

Han transcurrido más de tres semanas desde la publicación de ese informe en el que se consigna que la incidencia delictiva se incrementó entre un 17 a un 140 % en sectores como Gascue, Villas Agrícolas, Villa Juana, así como en Manoguayabo y Las Caobas, en Santo Domingo Oeste.

El ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez, dijo que la mayoría de los actos delincuenciales se centran en 14 municipios, los cuales no identificó, aunque no sería temerario incluir a Santiago, San Cristóbal, Baní y Santo Domingo Este entre los más impactados por el crimen y el delito.

Los informes policiales sobre atracos, asaltos, homicidios, asesinatos, violaciones y feminicidios, muchas veces se distancian de la percepción o de la realidad que embarga a la ciudadania sobre el incremento de esos casos de violencia y criminalidad.

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Al margen de los reportes policiales prevalece la impresión de que la inseguridad ciudadana ha retornado al preocupante punto de inflexión donde los delincuentes retoman control territorial en barrios populares y sectores residenciales, básicamente por ausencia de patrullaje policial o mixto.

El sicariato resurge como un ilícito penal derivado del narcotráfico y del lavado de dinero que también expanden sus tentáculos, aun cuando las autoridades les asestan golpes contundentes con el decomiso en los últimos meses de toneladas de cocaína.

Se requiere con urgencia que el Ministerio Público, Policía y organismos de inteligencia aúnen esfuerzos para contener lo que se teme sería un nuevo oleaje delincuencial, muy distinto por su gravedad y expansión a lo que se consigna en los informes policiales.

A las puertas de la temporada de Navidad y Año Nuevo, cuando la criminalidad se recrudece, las autoridades están compelidas a desalojar a los delincuentes de todas las franjas territoriales que hoy controlan, que sería como liberar a los ciudadanos de una injusta cárcel y del temor de morir a manos de un antisocial.

El Nacional

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