Orto-escritura Semana

Apóstrofo no es igual que apóstrofe

Apóstrofo no es igual que apóstrofe

Los vocablos apóstrofe y apóstrofo son, evidentemente, parónimos, dadas las semejanzas que presentan. Pero solo eso, parecidos, nada tienen que ver el uno con el otro desde el punto de vista semántico. Peor aún, uno de ellos usurpa la identidad del otro, con la anuencia de la educación primaria.

Veamos:
Hay un signo ortográfico que se representa en forma de coma alta (‘) el cual se emplea para indicar la supresión de una letra o silaba. El signo lleva por nombre apóstrofo, pero muchos hemos crecido llamándole de otra manera, consentido por la escuela.

La voz apóstrofo nos ha llegado del latín tardío “apostrophus”, y este del griego “apóstrophos”; literalmente ‘vuelto hacia otro lado’, por la forma del signo, según explica el Diccionario de la lengua española.

En esa publicación, la palabra es definida así: “Signo ortográfico (‘) utilizado en español para unir dos palabras indicando la elisión de sonidos, generalmente una vocal; p. ej., d’aquel por de aquel”.

Es sinónima de virgulilla. Palabras afines con virgulilla son acento, tilde, apóstrofo, cedilla, trazo, vírgula.
El Libro de estilo de la lengua española indica lo siguiente: “El apóstrofo es un signo con la forma de coma alta (‘) cuyo uso en español se limita hoy prácticamente a reflejar en la escritura elisiones que se dan en la pronunciación: M’apetece, Ven p’aca… (página 131).

Usos indebidos del apostrofo. El texto citado apunta usos indebidos del apóstrofo en casos como: Tú no sabes na’; E’ pa’ lante que vamos. Igualmente es no recomendable incluir el apóstrofo para omitir las primeras cifras de los años. Fue lograda en febrero del’44.

A diferencia de otras lenguas, en el español moderno el apóstrofo tiene poca cabida, aunque algunos se atribuyen la libertad de emplearlo hasta en apellidos que van acompañados de la preposición de: (de Óleo, de León, de Castro…).

También el Diccionario panhispánico de dudas, publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española, 2005, insiste en diferenciar dos palabras parónimas que no guardan ninguna relación, a no ser el parecido gráfico y fónico.

Apóstrofe

Con este nombre se ha citado equívocamente la coma alta (‘) usada para acortar palabras o silabas, signo ortográfico que en realidad se llama apóstrofo. Estos vocablos tienen orígenes muy diferentes.

La etimología de apóstrofe es la siguiente: procede del latín “apostrophe”, y este del griego “apostroph?”: ‘volverse, apartarse’, porque el que apostrofa se aparta de su discurso.

Se trata de un sustantivo masculino. Tiene dos acepciones en el Diccionario oficial. La primera dice: Interpelación vehemente dirigida en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, o a seres abstractos, a cosas inanimadas, o a uno mismo.

La segunda acepción se limita a igualar apóstrofe a dicterio, palabra que tiene como sinónimos: insulto, ofensa, increpación, imprecación, invectiva, catilinaria.
De apóstrofe ha derivado el verbo apostrofar el cual consiste en dirigir apóstrofes a alguien. Esto es, insultar, reprender, vocear, gritar, vociferar, ofender, increpar, imprecar.

Las formas no personales de este verbo son: infinitivo, apostrofar; gerundio, apostrofando; participio, apostrofado.

Algunos tiempos del verbo apostrofar coinciden en grafía con el sustantivo apóstrofo, pero sin la tilde o variando la posición de esta. Por ejemplo: presente del indicativo, yo apostrofo, pasado del indicativo, él o ella apostrofó.

Otra curiosidad importante aparecida en lo ya tratado es la voz catilinaria, sinónima de apóstrofe. Trae al recuerdo los tiempos en los que en clase de latín se estudiaba y memorizaba los discursos de Cicerón, en el Senado de Roma, frente a las impertinencias del cónsul Catilina. A este conjunto de discursos se le llamado Catilinarias. Estos hechos ocurrieron en el año 63 antes de Cristo.