El Minerd y sus gastos
Cuando paso por la mayoría de las escuelas públicas del país me entristezco. Me pongo en el lugar de un niño o niña que sale de su casita en el campo, o en una barriada de la ciudad y llega a una imponente estructura de cemento amarillo, generalmente árido y estéril, sin un jardín, una huerta, sin árboles: con un muro alto para prevenir la deliencuencia y los enfermos sexuales, y a veces alambres de púas, resumiendo: lo que más se me parece a una cárcel.
