Si no fuera porque son las propias autoridades que cuentan la historia, sería difícil de creer que de 101,340 butacas adjudicadas por el Ministerio de Educación a doce empresas, que recibieron un adelanto solo se promete entregar 3,800, lo que refleja la magnitud del desorden que prevalecía en esa dependencia pública.
El consultor jurídico del Ministerio de Educación, Nelson Rudy Castillo Ogando, dijo que solicitó a esos suplidores que fijaran fecha de entrega de al menos la mitad de las butacas contratadas, lo que no se cumplió pese a que recibieron el 20 por ciento del valor total contratado que ascendía a 239 millones de pesos.
Ha hecho bien el Ministerio de Educación en rescindir esos contratos, en razón de tan notorio incumplimiento, aunque resulta penoso que por esa causa miles de estudiantes de los niveles preuniversitarios tienen que recibir docencia en el suelo o sobre cualquier taburete.
Dicen que algunas de esas empresas adquirieron las butacas en China, pero que aún no las reciben, aunque debería precisarse que los contratos tienen plazos para cumplir con lo estipulado, tanto en lo referido a la entrega de las butacas como del dinero, a pena de rescisión o de demandas civiles.
Con la historia contada por autoridades de Educación queda claro que en ese ministerio nunca hubo aprecio por el dinero público.