Si el presidente argentino Javier Milei no sabe negociar, tendrá que buscar la manera de aprender para implementar las reformas contenidas en el decreto de necesidades urgentes.

Ya un juez acogió un recurso contra la devaluación del peso, la supresión de subsidios a varios servicios, la reducción del número de ministerios y la privatización de medios estatales.

Además de la vía legal, las centrales sindicales y grupos populares organizaron una estruendosa manifestación pacífica en rechazo a la política económica del líder de La Libertad Avanza (LLA).

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En medio del creciente malestar derivado de la crisis económica que heredó, ya varias organizaciones plantean la convocatoria de una huelga general, que sí sería la primera gran prueba de fuego para el libertario.

Por ahora Milei solo ha recibido el respaldo del partido de su aliado el expresidente Mauricio Macri, con el cual tampoco alcanza la mayoría legislativa que se necesita para sancionar las reformas.

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Con lo enmarañado que está el panorama a Milei, por más amargo que le resulte el trago no le queda de otra que abrirse a negociaciones con todos los sectores. O convertirse en dictador.