Editorial

Lección y experiencia

Lección y experiencia

Para que aquí no se arrope la tragedia con indiferencia, se informa que entre los 150 migrantes que cargaba el tráiler accidentado el jueves en Chiapas, México, con saldo de al menos 55 muertos, viajaban cuatro dominicanos, uno de los cuales falleció, según confirmó la Cancillería de República Dominicana.

Esos infelices, la mayoría de Guatemala, pagaron considerables sumas de dinero a bandas de traficantes que mercadean el sueño americano, para abordar el camión en el que intentaban llegar a la frontera norte con Estados Unidos, desde donde afrontarían el otro viacrucis para cruzar al lado estadounidense.

Entre los fallecidos figuran familias enteras de migrantes que emprendieron viaje a la muerte en vano intento por huir de la miseria y la exclusión que padecían en sus países, pero también atraídas por la fantasía y las luces de Los Ángeles o Manhattan.

Ninguna promesa o advertencia de México y Estados Unidos ha logrado siquiera amainar el oleaje migratorio procedente principalmente de Centroamérica, pero también de Haití, Venezuela, Cuba y Rumania, al punto que de enero a octubre, las autoridades mexicanas ha recibido más de 110 mil peticiones de asilo político.

Dicen que el exceso de velocidad con el que conducía el chofer del camión ha sido la causa de esa tragedia, pero la muerte persigue a las caravanas de infelices en todo el trayecto hacia la frontera sur o norte de México, donde son víctimas de secuestros, violaciones, atracos, tiroteadas por el Ejército azteca o arreadas por corceles de la policía fronteriza.

La Casa Blanca ha vuelto a instaurar el programa “Quédate en México”, con el cual procura que decenas de miles de migrantes permanezcan del lado mexicano a la espera de interminables trámites de revisión de solicitudes de asilo político, pero la solidaridad y la paciencia azteca parecen agotarse.

Los US$4,000 millones prometidos por la administración Biden en ayuda a Centroamérica, como forma de disminuir el flujo migratorio, no terminan de llegar a la espera de que cese la corrupción en los gobiernos de la región, lo que ha sido definido como misión imposible.

La muerte de al menos 55 de los 150 migrantes que viajaban como animales dentro de un furgón hacia un incierto sueño americano debería servir de lección y experiencia al gobierno dominicano sobre la complejidad y el peligro que representa el tema migratorio para la economía, gobernanza y soberanía nacional.

El Nacional

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