Al margen de cualquier historial de violencia, el trasfondo machista aflora en la tragedia que ha consternado a Higüey con la muerte de siete personas y en el suicidio de un coronel de la Policía en Haina.
Tras herir de gravedad a su esposa, de la que se encontraba separado, Ángelo Joel Santana, como si estuviera poseído, disparó a todo el que encontró a su paso, quitándole la vida a seis personas y dejando otras por muertas antes de ser abatido por la Policía.
Las autoridades tendrán que hurgar en las condiciones económicas y de salud de Santana para cometer una tragedia que ha conmovido no solo a los higüeyanos, sino al país.
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Sin que la población se haya repuesto de la conmoción el coronel de la Policía, Ramón Valerio Crispín, se suicidó de un disparo después de atacar a balazos la casa de su exesposa.
El oficial había incendiado el vehículo en que viajaba antes de tomar la trágica decisión. Los penosos sucesos representan un dramático llamado a las autoridades sobre la necesidad de prestar atención a las crisis familiares o los conflictos de género. Las muertes no pueden ser la solución a una conflictiva relación de parejas.
