Ese impacto extra de lo conservador y lo colonialista, se agrega a la actitud del presidente Abinader, siempre propensa a identificarse o facilitar la influencia de las fuentes ideológicas del neofascismo; desde una impronta política, educativa y cultural caracterizada por sus continuas concesiones a las iglesias ultraconservadoras, a la ideología patriarcal-machista, al racismo antihaitiano y al clasismo procapitalista.
Una muestra, a manera de preámbulo, es la tragicomedia alrededor del Código Penal, influido y bendecido por los fundamentalismos. Otra -relacionada con el coloniaje y el ultraconservadurismo- es la actitud favorable de Abinader al intento fallido de imposición golpista-imperialista de la fórmula Corina Machado-Edmundo González; emulando su fracasado respaldo a Guaidó y al Grupo Lima.